Valdés, hijo de un Dios menor
Portero, 27 años de edad, titular indiscutible en el que actualmente es el mejor equipo de Europa, ganador de dos ligas y una Champions League con destacada actuación personal, trofeo Zamora en el año 2005 y máximo aspirante al galardón de este año. Con estas credenciales seguramente Victor Valdes tendría asegurada la internacionalidad prácticamente con cualquier selección del mundo, pero lo cierto es que el de Hospitalet aún sigue esperando la oportunidad de saltar a un terreno de juego con la camiseta de España.
Cada vez que estamos en vísperas de una convocatoria para la selección comienza a sucederse una avalancha de posibles nombres, encabezados casi siempre por el eterno capitán (Raúl) y seguido por otros jugadores caidos en desgracia con mayor o menor razón (caso de Guti). Se habla también de hombres que están en puertas de recibir la llamada (Mata, Iraola, Navas...), pero hay un jugador que sabe que, de no ser por una desafortunada lesión de algún compañero, deberá ver el partido por la televisión. Desde que hace ya más de cinco temporadas Valdés se hiciese con la titularidad en el Barcelona sólo ha recibido una llamada para incorporarse a la selección española. Fue en el verano de 2005 con motivo de un amistoso contra Uruguay y propiciado por una lesión de Iker Casillas, aunque finalmente Valdés no llegó a disputar un sólo minuto del duelo.
Las cosas no fueron fáciles para Valdés desde el principio. En el año 2002 y de la mano de Van Gaal, el jugador debutó en la liga con tan solo 20 años, ofreciendo por lo general buenas actuaciones. Tras cinco o seis jornadas, Van Gaal consideró que el muchacho debía regresar al filial para que el argentino Bonano ocupase su puesto, algo que Victor se tomó de muy mala manera hasta el punto de negarse a reincorporarse a los entrenamientos con sus compañeros del segundo equipo. En ese momento Valdés estuvo realmente cerca de verse obligado a abandonar el club y comprometer seriamente su carrera profesional y su imagen personal, pero gracias al arrepentimiento del propio jugador y a la aintercesión de Joan Gaspart, las aguas volvieron a su cauce. No obstante, todos sabemos el carácter de Van Gaal y, aunque él no lo dijera, la cruz ya estaba puesta sobre Valdés hasta el fin de los días. Por suerte para él, la destitución del holandés mediada la temporada significó su vuelta al primer equipo al confiarle el nuevo entrenador Radomir Antic el cuidado de la portería azulgrana. Ya desde esa primera temporada se le colgaron a Victor Valdés varios sambenitos que le han acompañado hasta el día de hoy: sus gestos chulescos y de autosuficiencia no fueron bien vistos por mucha gente y se utilizaron para menospreciar su trabajo bajo los palos, alguna que otra salida desafortunada saldada con penalti le hicieron ganarse fama de portero inseguro y con dificultades para hacerse respetar, al igual que se le criticaba por irse mentalmente del partido en varios momentos.
La verdad es que ese primer año fue todo un tour de force para Valdés, pero ante tantos problemas y adversidades hizo lo que siempre, crecerse ante esos malos momentos y seguir progresando. A día de hoy se puede decir que Victor Valdés ha hecho olvidar definitivamente a Zubizarreta, y ha conseguido triunfar donde muchos otros (Busquets, Lopetegui, Angoy, Vitor Baia, Arnau, Hesp, Dutruel, Reina, Bonano, Enke, Rustu...) no lo hicieron. La portería del Barcelona es históricamente una verdadera patata caliente -quizás junta con la del Athletic de Bilbao la más complicada- y la exigencia es máxima siempre y en todas las circunstancias, ya que por lo general el rival suele llegar pocas veces al marco y el portero debe jugar muy adelantado y mantener la concentración a pesar de estar largos periodos de tiempo si atajar un balón. Muchos de sus predecesores, avalados en muchos casos por una amplia y contrastada experencia, no han sabido hacer frente a la presión del puesto y han debido salir por la puerta de atrás, pero Victor ha demostrado tener una fortaleza mental a prueba de bomba.
No quiero caer en la estupidez de compararle con Iker Casillas, pero sí me parece injusto que se trate a unos y a otros con diferentes varas de medir. Casillas es quizá el mejor portero del mundo, pero se suelen olvidar o tapar, dándose más importancia a las veces que se erige en salvador de su equipo, achacándose normalmente los fallos a la línea defensiva. En el caso de Valdés sucede lo contrario, sus aciertos pasan desapercibidos y sus errores se hacen notar; donde Valdés es sobriedad, Casillas es espectacularidad. Si pensamos friamente que errores de bulto se le pueden achacar a Valdés pensaremos en los balones perdidos ante el Valencia hace varias temporadas, la vaselina de Villa.... jugadas de años atrás que le siguen persiguiendo, pero olvidamos las grandes paradas ante Henry en la final de la Champions, su gran actuación contra el Madrid en su año de debut cuando el equipo se jugaba el segundo puesto, y se nos olvida la gran cantidad de uno contra uno que resuelve debido a que la defensa del Barcelona juega mucho más adelantada que el resto de equipos de la liga, incluido el Real Madrid de Casillas. Quién está más en forma actualmente, si Casillas o Valdés es algo difícil de decir, aunque nadie discute la titularidad del de Móstoles con la selección. Lo triste es ver que Valdés ha tenido por delante durante su carrera primero a Cañizares y Aranzubía, después a Cañizares y Reina, más tarde a Reina y Palop, y no es decabellado pensar que en un futuro Diego López y Sergio Asenjo le adelanten también en la carrera por la internacionalidad. Méritos no le faltan sin duda al de Hospitalet.
Muchas veces pienso en la similitud del caso de Valdés con el de Paco Buyo, dos grandísimos porteros condenados a vivir a la sombra de los mejores del momento, Casillas y Zubizarreta. A menos de dos años para el mundial de Sudáfrica, ¿significará esa cita el fin del apartheid para Victor Valdés? Mucha Suerte.
18/03/09