El apoyo familiar ha sido clave en la exitosa carrera de Víctor Valdés
Su aparente frialdad, su pose en ocasiones chulesca y esa mirada desafiante que a veces gasta esconden a una de las grandes personalidades de la plantilla azulgrana, un futbolista de gran corazón, sensible, muy amigo de sus amigos y familiar como los hay pocos. Un portero es un portero y, como tal, está mucho más expuesto a la crítica que el resto de sus compañeros. No es fácil convivir en continuo examen y para lograr sobrevivir al constante análisis de los demás hay que tener mucha entereza. Valdés la tiene. Desde que era crío, Víctor ha estado muy unido a su familia y ha sido precisamente ese fuerte lazo lo que le ha servido para forjar su forma de ser. Tenía sólo diez años cuando su madre, Águeda, tuvo problemas de salud. Los médicos le aconsejaron que buscara un clima más cálido y su padre, José Manuel, decidió que la familia se trasladaría a vivir al Puerto de los Cristianos, en Tenerife. Todos a excepción de Víctor, quien se quedó en La Masia para continuar su formación como futbolista. Fue el jugador más joven en entrar en ella y durante mucho tiempo después no hubo nadie de su edad.
Separarse de sus padres y de sus hermanos, Ricky y Álvaro, fue duro, muy duro. El propio futbolista lo explica en el libro 'Historias de La Masia' de Mundo Deportivo. "Lloraba cada día. No había compañeros de mi edad, todo lo hacía solo. Fue muy difícil. Hablaba con mis padres por teléfono y mi madre, que es muy sentimental, lloraba. Mis hermanos me contaban cosas de Tenerife. Yo los echaba mucho de menos, los necesitaba", recuerda. La situación fue tan insostenible que a los seis meses se decidió que para la formación de Víctor era mucho mejor que estuviera con los suyos. Y con ellos se reunió en Tenerife. Tres años después, en 1995, el meta se sintió preparado para el regreso a La Masia.
El apoyo constante de su padre y su hermano mayor fue clave. Víctor debutó con el primer equipo el 1 de septiembre de 2002 ante el Atlético de Madrid (2-2),cuando tenía 20 años. Su progresión ha sido espectacular. Superó una pequeña crisis con Van Gaal que a punto estuvo de hacerle marchar, pero se hizo fuerte. Conquistó su primer 'Zamora' en su primera temporada como titular indiscutible y fue campeón de Europa a la siguiente tras amargarle el día a Henry. Sus paradas al Chelsea tienen también gran parte de culpa de que el Barça esté en Roma.
23/05/09
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