"LLevo la lupa puesta desde que tenia 20 años"
En los últimos días, no ha visto la tele. Ni tampoco lee nada. O eso dice Víctor Valdés. Tampoco hace falta que pierda el tiempo en dos jugadas que han ensuciado su gran temporada. El portero del Barça sabe, mejor que nadie, que no estuvo fino en esas acciones --el regalo con el pie a De la Peña en el derbi y el despiste en el golazo de Juninho--, pero no se inmuta. En ese carácter de hierro se ha ido refugiando Valdés para sobrevivir en un puesto tan complejo durante seis años, una eternidad para cualquier portero. Y más en el Camp Nou. "Llevo la lupa puesta desde que tenía 20 años", admitió ayer
No ha logrado desprenderse de esa gigantesca lupa que amplifica sus fallos y minimiza, sin embargo, sus aciertos. Ni él lo ha conseguido, ni nadie. "Cuando el Barça ficha a un portero, va con esa lupa", recordó resignado Valdés, asumiendo que así llegó al Camp Nou y así se irá. "Me da absolutamente igual lo demás, lo que vale es el día a día, sentirte querido por el vestuario y tener el apoyo del míster y de mis compañeros", dijo. Ahí dentro no hay duda alguna sobre el portero.
EL APOYO DE GUARDIOLA
Ni 10 minutos tardó Pep Guardiola en salir a defenderle tras su fallo en Lyón. "Ni siete porteros juntos habrían parado el gol de Juninho", dijo el técnico. "El míster quiso estar a mi lado, como ha hecho otras veces. Se lo agradezco mucho", confesó Valdés, a quien no se le perdona un error. Cada vez que falla, se abre el debate. Si lo hace de forma consecutiva en apenas cuatro días, todo adquiere mayor notoriedad. Sin reparar en que se trata, como ha reiterado siempre Guardiola, del "mejor portero" para el Barça. Por mucho que Juninho lo engañara, que lo engañó, el martes.
"Habíamos visto vídeos suyos y pensaba que podían buscar el remate al primer palo. Me sorprendió que fuera al segundo", admitió Valdés, que había estudiado de forma obsesiva al brasileño. Tanto lo estudió que se bloqueó. Recibió una información equivocada porque quiso ir a buscar un centro que no existía, tan solo en las faltas anteriores que había visto de Juninho.
Pero eso no modifica la opinión de Guardiola. Ni de sus compañeros. "No hace falta que me digan nada. Me vale con su ánimo", dijo el portero azulgrana, tras explicar que no había mantenido ninguna reunión con el técnico. Tampoco es necesario. Él también tiene interiorizado que su situación no va a cambiar. Que la lupa irá siempre tras su espalda. "No es la primera vez ni la última que me silban en el Camp Nou, las críticas no cambian la forma de ser de un jugador", añadió. Y con Valdés, mucho menos.
INMUNE
Solo siendo como ha sido hasta ahora --un portero inmune a la crítica, capaz de levantarse rápidamente de cualquier error, por grave que fuera--, le ha permitido mantenerse bajo los palos durante tantos años. Cualquier otro guardameta habría doblado la rodilla hace tiempo. Tal vez habría dimitido, superado por la magnitud del voraz entorno. Valdés, en cambio, resiste. Se encierra en sí mismo, apela a una misteriosa e indestructible fortaleza mental y vuelve a enfundarse los guantes sin miedo.
Ahora, con 27 años recién cumplidos, Valdés aguarda que el Barça le diga si lo quiere renovar o no. Ha habido ya algunos contactos, pero las diferencias entre ambas partes son notables. "No sé nada del club desde hace tiempo. Soy un profesional, tengo contrato hasta el 2010. También toca valorar mi futuro. El club ya sabe lo que debe hacer". El mensaje está lanzado.
27/02/09