¿Mi futuro? Azulgrana
Si alguien me pregunta por mi futuro Valdés tiene contrato hasta el 2010 siempre le digo lo mismo. Me gustaría que fuera azulgrana. Si miro un poco más allá, me gustaría estar jugando en el Barcelona. Sería muy extraño para mí defender otro escudo, llevar otros colores. ¿Por qué? Porque desde siempre he estado jugando en este club. Hay otros jugadores que han llevado otras camisetas, pero no es mi caso. Desde que entré, solo he jugado en el Barça. Si acaso alguna camiseta de un equipo distinto en Canarias cuando era un niño.
Es curioso. Pero siempre dije que yo no quería ser portero. Lo he dicho varias veces. Ya lo saben. Pero por la insistencia de mi entorno familiar, de mi padre y de mi hermano, terminé ahí puesto, bajo los palos. Ahora cada día que los veo me tengo que poner de rodillas, ja, ja, ja. Es broma, claro. Aunque, eso sí, si tuviera que aconsejarle a un niño, solo le diría una cosa: 'Juega a fútbol, disfruta, pero de portero, no'. En la portería se sufre mucho, se está muy solo. Es una posición tan delicada, tan especial, que no sé si compensa todo ese sufrimiento. A mí, al menos, sí. ¿Por qué? Porque los momentos buenos que hay se viven tan subidos de tono que recompensan los otros malos. A los demás, tal vez no. A mí, sí.
Por eso no pienso mucho en el futuro. ¡Quién podría decirme cuando empecé que estaría tantos años en el Barça! ¿Quién? Hay que ir paso a paso, no mirar a largo plazo, trabajando fuerte en todos los entrenamientos. Solo así tienes una certeza. Puedes salir con la cabeza muy alta cada día. ¿Mi imagen? No intento caer ni bien ni mal, solo darlo todo. Cuando tengo confianza con la gente, me abro más. Pero cuando no, parezco más serio y mucho más cerrado.
Si coges la imagen del Víctor jugador, es mucho más aún. Lo único que me interesa es transmitir todo mi trabajo en la portería. Me gusta mucho la psicología, pero no leo libros. Aplico la mía personal y ya está. Me encanta ir de negro desde siempre, es un color serio, discreto, no he sido de ir con muchos colorines, ni en el campo ni fuera. En la final de París me obligaron a usar el verde, por el árbitro, pero si puedo, uso el negro, como en Stamford Bridge. Y le debo todo a Juan Carlos Unzué, el entrenador de porteros. ¿Seis años juntos? Uff, se me ha hecho más largo. Lo veo cada día, eso suma doble, ja, ja, ja. Es el que mejor me conoce, sabe todo de mí a la perfección. Se deja la vida cada día chutándonos a todos para ser mejores luego en los partidos. Su simple presencia me ayuda. Recuerdo partidos en los que no ha podido venir por cualquier circunstancia y no es lo mismo. Me falta algo. Para mí, Juan Carlos es la pieza clave de mi formación y mi progresión. El pilar es él y, sobre todo, su trabajo".
10/05/09